Introducción 

Una de las novedades del currículum de Matemáticas es la introducción de la dimensión socioafectiva. A pesar de no ser un concepto propiamente matemático, su introducción no es casual. 

En este apartado encontrarás información sobre la afectividad hacia las matemáticas y podrás conocer alguna orientación para mejorarla.  

Marta Macho, matemática, divulgadora científica y editora del espacio digital Mujeres con Ciencia de la Cátedra de Cultura Científica, nos habla sobre la afectividad y las matemáticas. 

Orientaciones para mejorar la afectividad hacia las matemáticas 

No hay una varita mágica. Las orientaciones no son apartados inconexos, resultan de la práctica docente, y son ejemplificadoras también para las familias.

Aceptar el error como oportunidad de aprendizaje

El currículum de matemáticas hace referencia en varias ocasiones al error. ¿Qué sentido puede tener esto en los procesos de aprendizaje y enseñanza? 

Distintas investigaciones han analizado la actividad neuronal cuando se cometen errores y los resultados de los estudios describen dos tipos de respuestas del cerebro. Por un lado, un aumento de la actividad eléctrica neuronal (respuesta ERN) ante el conflicto (el haber cometido un error); y por otro, la denominada respuesta Pe, la cual se da cuando hay consciencia del error y se le presta atención consciente (Moser et al., 2011, como se citó en Boaler, 2020). Parece claro que la respuesta cerebral frente a una situación de este tipo es significativa. 

Por otro lado, fomentar la mentalidad de crecimiento entre el alumnado es importante. Las personas que piensan que su capacidad es adaptable, aceptan el error como algo lógico y necesario durante el proceso de aprendizaje. Suelen aceptar que se aprende de los errores y piensan que para ser bueno en una disciplina el esfuerzo es importante (Dewck, 2006). 

Cambiar, por lo tanto, cómo los estudiantes ven el error es importante, ya que puede contribuir a la mejora tanto la afectividad hacia una materia (las matemáticas, en este caso), como de la propia mentalidad de crecimiento. “Se trata de que los estudiantes se sientan libres […] de probar varias ideas sin miedo a la posibilidad de equivocarse, de que estén abiertos a abordar las matemáticas de manera diferente.” (Boaler, 2020) 

¿Qué estrategias pueden promover este cambio? 

  • Cambiar el tipo de mensaje al estudiante en relación con los errores que comete y las respuestas incorrectas. Transmitir una visión amable de los errores, tanto por parte de los docentes como por parte de las familias. 

  • Hablar de que los errores son valiosos, ya que activan las respuestas neuronales (Hacen crecer el cerebro) 

  • Exponer y reflexionar de forma conjunta sobre los errores conceptuales, y no de los “numéricos”. Debatir sobre su origen o motivos. 

  • Resaltar que el error se comete en una etapa de esfuerzo cognitivo. Se cometen errores al abordad tareas que pueden requerir cierta complejidad, cada uno a su nivel. 

  • Ser conscientes de que todos cometemos errores. También reflexionamos sobre los errores de los demás. 

  • La calificación numérica baja por haber cometido errores envía mensajes negativos sobre la equivocación. Es más efectivo un feedback que evite el número y oriente al alumnado en qué y cómo mejorar. 

  • Valorar los errores frente a los aciertos. Acertar siempre puede querer decir que se ha aprendido poco. Tareas que no supongan un reto, que se resuelvan fácilmente, no ofrecen oportunidades de descubrir el techo de cada alumno a alumna. 

En esta web, se puede descargar una herramienta de autoevaluación que ayuda al alumnado a mejorar la mentalidad de crecimiento frente a las matemáticas.

Tareas de suelo bajo y techo alto

El planteamiento de este tipo de tareas es inclusivo, ya que permite desarrollar de forma personalizada el proceso de aprendizaje. Todo el alumnado debería ser capaz de afrontar la tarea propuesta, e igualmente, todos y todas podrían sentir “bloqueo” en algún momento del proceso. En lugar de un ambiente de trabajo en el que cada estudiante recibe distintas tareas, las tareas de “suelo bajo y techo alto” ofrecen la oportunidad de trabajar todos juntos en torno al mismo problema. 

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Feedback efectivo: mentalidad matemática

Identificación de sesgos

Dimensión afectiva de las matemáticas 

 

Aunque decretos anteriores ya incluían apartados relacionados con el componente emocional de las matemáticas, por primera vez se incluyen en el área competencias específicas y saberes básicos directamente relacionados con la dimensión socioafectiva. 

El concepto no es nuevo. Los primeros estudios sobre la afectividad hacia las matemáticas se remontan a la década de los 70, en EEUU, de la mano de Fennema y Sherman. Posteriormente, muchas revisiones teóricas han hecho referencia a los elementos que constituyen la dimensión afectiva de las matemáticas.  Actualmente, fundamentalmente se acepta la dimensión afectiva hacia las matemáticas como el conjunto de actitudes, creencias, emociones y valores (Beltrán y Godino, 2020) hacia las mismas. 

Distintos factores, muy distintos entre sí, influyen en la afectividad que se tiene hacia las matemáticas, como pueden ser, el contexto sociocultural respecto a las matemáticas, los materiales didácticos que se emplean en el aula, un sistema de creencias determinado, situaciones personales del niño o niña, dificultades de comprensión, problemas de integración en el aula, actitud negativa hacia el estudio en general, problemas de comprensión del lenguaje, etc.  

Igualmente, existen numerosos estudios que respaldan la idea de que es muy probable que el profesorado que tiene una actitud positiva hacia un tema determinado influya también en su alumnado, ya que es posible transmitir esa misma actitud a sus estudiantes (Estrada y Batanero, 2020). En este sentido, lo mismo ocurre en las familias, ya que inconscientemente pueden transmitir vivencias personales relacionadas con las matemáticas, y contribuir a que se creen determinadas creencias, actitudes y valores hacia ellas. 

Además, las actitudes negativas pueden estar acompañadas de unos resultados académicos igualmente negativos. En este sentido, mejorar la afectividad hacia las matemáticas es un factor determinante a la hora de buscar la excelencia matemática, aunque no es fácil. 

Mejorar la afectividad hacia las matemáticas supone mejorar las actitudes, creencias, emociones y valores hacia ellas. Contribuir a ello puede suponer mejorar los resultados en el aprendizaje y construir unas matemáticas de mayor calidad. 

Última actualización, 02/02/2023